jueves, 8 de diciembre de 2011

Capítulo 4

Capítulo 4 

- El último refugio de Atlanta -



El aparcamiento de la comisaría estaba vacía. Solo había un vehículo y el autobús escolar. Una agente de policía, quizás la única que quedó viva en la comisaria, fue a recibirles por su llegada. Steffan bajó enseguida del autobús y fue a abrazarla, igual que Mj que fue detrás. Alexander bajó con la compañía de los demás, que aún estaban desconcertados de lo que ocurría. Únicamente sabían poco. Toda Europa ha caído por la infección, y que el único lugar sin infección es Japón y alrededores, confirmado por Mj que proviene de allá. 

- ¿Cuantos sobrevivientes hay aquí? - pregunto Sebastián -

- Solo nosotros y la agente de policía Liz - confirmó Alexander - 

- Han llegado dos personas más... - saltó la agente - Están en el vestíbulo - 

- Entonces subamos - ordenó Alexander - Steffan, ¿te quedarás aquí abajo? -

- ¡Claro!, alguien tendrá que cuidar de los vehículos - asintió -

Todos subieron unas escaleras para llegar al gran vestíbulo de la comisaria. Era gigantesca, pero con varios rasgos de violencia alrededor. Manchas de sangre por todos los sitios, y las ventanas selladas con fuertes barrotes. En el centro yacía la recepción, donde la silueta de las dos personas estaban. Era una niña de doce años de edad que estaba sentada con las piernas cruzadas sobre el escritorio, y la otra, con un corte leve en el rostro, estaba de pies ante la niña. Sarah se adelantó para saludarlas, pero Anna la retuvo con la mano al reconocerla. Era Elisabeth.

- Parece que tienes un pequeño reencuentro, Eli - carcajeó la Sujeto VI -

- ¿Uhm?... -

Elisabeth se volteó, y se llevo una gran impresión al verles. Alexander y Anna estaban frente a ella, a pocos metros. Su mirada rebosaba tranquilidad, al igual que en su rostro se dibujaba una sonrisa pícara, «¿quien diría que el destino les volvería a unir?». Sarah lo comprendió al instante de quién se trataba, cuando Alexander caminó hacia ella con el mango del machete agarrado. Elisabeth también se acercó a él, pero no del mismo modo. Alexander extendió uno de sus brazos y la tomó del cuello, empotrando su cabeza contra el escritorio. Posó después la hoja del machete sobre su cuello, apunto de degollarla. Elisabeth se rió.

- ¡Asquerosa perra! - le gritó - ¡Asesina!, debería matarte ahora mismo... Elisabeth - le susurro al oído, sintiendo un escalofrío por todo su cuerpo - 

- ¿Pero que pasa aquí? - saltó la agente Liz - ¡Suéltala por favor, Alexander!, es de BWO -

- Sé en que trabaja - vaciló Alexander - Dime Elisabeth... ¿que pintas aquí eh? -

- Lo mismo que tu. Escapar - le confesó - 

Dando un codazo en el abdomen de Alexander, el muchacho salió disparado a quince centímetros de ella. Su mirada de tranquilidad cambió a un tono rojo, como si su propia sangre se hierbe en sus ojos. Sebastián y Liz fueron a socorrerle, mientras que Sarah y Jonh cubrían a Anna de ella.

- Elisabeth debes controlarte, sino nos encontrarán... - le advirtió la Sujeto VI -

Elisabeth se estremeció, y comenzó a salir un hilo de sangre por su nariz. Cayó de golpe al suelo de rodillas, tosiendo con fuerza y escupiendo sangre. Rápidamente sacó una de las píldoras del bolsillo y se la tomó, parando así las pequeñas sacudidas que tenía su cuerpo.

- ¿Alguien puede... explicarme esto? - saltó Alexander mientras se incorporaban - Aún sigues tomando esas píldoras... ¿por qué? ¿no te retiraban el virus a cambio de mi... de mi... hermano? -

- Somos armas biológicas - reveló la Sujeto VI - BWO nos han dejado tiradas en Atlanta, no las servimos para nada... bueno... Elisabeth les traicionó -

- ¿Tú, traicionar a BWO? - se escuchó preguntar a Anna - 

- Experimentaban con niños, yo no podía trabajar así.... ver a niños sufrir, morir, y renacer como criaturas diabólicas... no podía - contó - Decidí revelarme hacia ellos... quería liberar a todos los Sujetos que están encerrados... -

- ¿Incluyendo a mi hermano? - 

- Eric también. Quería... ayudar a todos los Sujetos... solo son niños... con habilidades extraordinarias para usarlos como armas -

- ¿Cómo ella? - Sarah señaló a la Sujeto VI -

Elisabeth se levantó y se apoyó sobre la recepción. Alexander y compañía se acercaron a ella, pero Jonh tenía preparado unas esposas para ella. La ató rápidamente y se guardó la llave en su bolsillo.

- Es por seguridad - confesó Jonh - No me fío de ella... - después miró a Anna - ¿Estás bien? -

- Me parece todo muy raro - confesó ésta - Elisabeth... ¿por qué estabas en la Universidad hace días?, ¿que querías de mi? -

- Ellos me iban a matar... si no llevaba a los últimos sobrevivientes de Liberty City. Vosotros -

La torreta de la comisaria comenzó a disparar de repente. Se podía escuchar los gemidos desde dentro. Sarah y Liz corrieron hacia la puerta principal armadas, y miraron a través de los barrotes el gran patio de la comisaria. Estaba despejado, pero tras la gran muralla que cubría el recinto, casi el doble o el triple de caminantes estaban rodeando la zona. La torreta disparaba ciegamente a los caminantes que tocaban la gran puerta. Todos caían al suelo, pero luego aparecían quizás el doble. La situación estaba controlada mientras que la gran puerta del muro no cayera. 

- Están intentando entrar chicos... - dijo Sarah - Dudo que la puerta aguante -

- El virus Protocolo es más potente que el que se liberó en Liberty City - reveló Elisabeth - Pueden pensar... -

- ¿Pensar dices? - se atemorizo Sebastián - ¡Si son muertos como piensan! ¡Es imposible! -

- Nada es imposible para BWO... - sonrió - 

- Aquí no estamos seguros - comentó la Sujeto VI - Tendríamos que irnos de aquí -

- ¡Me parece buena idea! - exclamo Jonh tomando del brazo a Elisabeth - ¡Alexander! -

- Bien... id bajando al aparcamiento, tomaré provisiones - 

- Te acompaño, también necesitaremos munición - saltó Sarah -



*  *  *  *  *  *  *  *  *  *  *  * 


Había una pequeña puerta oculta tras unas esculturas, era el lugar donde se guardaba la munición y algunos alimentos en caso de emergencias. Sarah llevaba una pequeña caja que estaba llena de casquillos de balas, pero las tiró al suelo para llenarlas de cajas de munición. La pequeña sala estaba cubierta por altas estanterías, repletas de alimentos y de munición suficiente para matar a más de doscientos. Alexander aún sostenía el machete, y metía en dos mochilas latas de comida, desde frutas hasta legumbres. 

- Alexander... ¿te fías de ella? -

- ¿Te refieres a Elisabeth, Sarah? - ella asintió - En cierto modo... no lo se -

- ¿Y de esa chica que la acompaña?, es uno de esos sujetos... ¿no te parece raro? -

- Si... - Alexander cerró las mochilas y se colgó una en cada hombro - ¿Nos vamos? -

- Shh... - 

Sarah dejó la caja en el suelo y se adentró con cuidado al fondo de la estancia. 

- ¿No lo oyes? -

- ¿El que? -

- Es como si alguien estuviese... -

De repente, una mano apareció de golpe del suelo. Movía los dedos, donde tenía incrustado tierra entre las uñas. Poco a poco aparecía la otra mano, y después la cabeza. 

- ¡Uaaaaaaaaaaaaaaaaaagh! - grujió el caminante - 

- ¡Sarah aparta! -

Alexander corrió hacia ella y deslizó el machete por debajo, cortando la cabeza antes de que su cuerpo saliera de ese agujero. El muchacho tomó el machete en su mano, y tomo con la otra la caja de municiones. 

- Están entrando por abajo.... ¡El aparcamiento! - exclamo Sarah - ¡Tenemos que ir ya! -

Saliendo de la pequeña habitación, vieron como el suelo del vestíbulo comenzaban a alzarse las baldosas. Ellos estaban entrando por abajo, estaba claro. Sarah pisaba cada baldosa a su paso hasta la puerta del aparcamiento, donde tuvo que sacar el arma. Al fondo, casi cuatro caminantes salieron de los propios agujeros que crearon con sus manos, y no dudaron en correr hacia Sarah. La joven alzó el cañón y disparó con gran precisión sobre sus frentes.

- ¡Venga Sarah! - gritaba Alexander desde el aparcamiento - ¡Rápido! -

- ¡Vo...voy! - 

Sarah cerró con una patada la puerta del aparcamiento y bajó las escaleras enseguida. El vehículo aparcado lo tomó Liz con Sebastián, mientras que en el autobús, Steffan estaba frente al volante, y detrás, Anna, Jonh, Elisabeth, Mj y Alexander esperaban a Sarah a que subiese. 

- ¡Rápido sube! - gritaba Alexander desde la puerta del autobús -

La puerta acabó por los suelos, y una avalancha de caminantes comenzaban a entrar en el aparcamiento. Liz arrancó el coche nada más verlos, y fue la primera en salir del sitio. Llevaba una radio comunicadora en su interior, la cual le daba comunicación con el autobús.

- ¡Steffan nosotros nos vamos ya! - dijo Liz tomando la radio - 

- ¡Recibido!, ¡Nos encontraremos a las afueras de Atlanta, camino hacia la autovía! -

- ¡Entendido! ¡SUERTE! -

- ¿Que coño está haciendo Sarah? - saltó Jonh ya nervioso - ¡Están entrando! -

- Intenta frenarles - saltó de repente la Sujeto VI - No quiere ser salvada -

- ¡No! -

Jonh caminó a zancadas por el autobús y apartó a Alexander del medio, sin antes arrebatar el machete para librarse de los caminantes. Salió del autobús y corrió directa a Sarah, que caminaba en dirección contrario a él. Jonh se adentró en el infierno. Una gran muchedumbre de caminantes se fijaron en él también, y fueron a por ambos. 

- ¡Jonh vete, déjame ami esto! - grito Sarah mientras disparaba a los que les perseguía -

- ¡No pienso dejarte aquí! ¡No! -

El claxon del autobús resonó como eco en el aparcamiento, y Steffan arrancó los motores.

- No nos iremos sin ellos - saltó Anna - ¡Es mi hermano! -

- Se lo que hago preciosa - mascullo Steffan -

Dio un volantazo y condujo directo hacia los caminantes. Steffan gritaba victorioso mientras les atropellaba, hasta que frenó de golpe frente a Jonh y Sarah. Jonh la tomó de la mano y la metió de golpe en el autobús para escapar de allá.

- ¡Arranca ya! ¡Arranca! - ordenó Jonh -

A sus órdenes, Steffan volvió a arrancar y salió victorioso del aparcamiento, saliendo de la comisaria velozmente. Sarah deambulaba agotada por el autobús, y se sentó en los asientos de al lado donde yacía Elisabeth y la Sujeto VI.

- Estás loca... - mascullo Elisabeth - Casi haces que nos maten -

- Tu nos has matado - saltó Sarah a su defensa -

- O tu ... nos matarás - sonrió la Sujeto VI -

La mirada de la «inocente niña» se centró en el tobillo de Sarah. Tenía un arañazo profundo. Sarah se percató y se tapó de la vista de ella.

- Morirás - sonrió nuevamente -

- No creas - arqueó Sarah la ceja - 

La Sujeto VI se acercó a Sarah y posó su mano en su tobillo.

- Es un simple arañazo - dedujo ésta - Así que en diez días... tú matarás a tus amigos.... - después se acercó a su oído - Así me ahorrarás en matarlos yo -




3 comentarios:

  1. :O
    Ay dios mío..el último diálogo me ha matado O.o

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  2. Como siempre fascinante, eres increible, ME ENCANTAS!!!

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  3. Pequeña bicha como me recuerda a la Dunita jejeje. Si es que ya no pueden fiarse de la farsante de Elizabeth por mucho que diga y la sujeto VI es el verdadero éxito de BWO, esa es la que va a mandar sobre todos los caminantes.

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